domingo, 6 de septiembre de 2009

Me gusta sentarme y perder el tiempo...

Me gusta sentarme, y ver a la gente vivir.

Sí, no sé que tiene, simplemente pienso que es algúna obsesión, o auto-terapia contra la depresión, pero siempre ayuda al ánimo.

Tal vez, es que me gusta la sensación de estar congelado en el tiempo, ver tantas caras pasar, y desubrir la expresión de cada una, es una sensación que solo compararía a cuando vez las estrellas, y piensas que cada una es el sol de una galaxia y piensas en las posibilidades de que haya más cosas que no conoces allá arriba.

Es, no sé, darte cuenta que cada persona va pensando, intenta resolver sus problemas, es una sensación de aislamiento y de simpatía juntas, d eno sentirte solo.

Es obviamente una contradicción, que yo tenga que parar, desperdiciar el tiempo para poder saber que hacer con mis problemas, es algo hasta burlista, que yo tenga que verle la cara a una persona que seguramente tiene más problemas que yo, o peores, solamente, porque cualquier pelagato allá afuera tiene más responsabilidades que yo.

Y es algo que tal vez de verdad, si más gente lo hiciera, fuese un mundo más tranquilo.

No sé de donde saqué la idea de hacerlo, pero me di cuenta que lo hacía mucho, cuando estuve en Londres; un día simplemente me senté en Waterloo Station, y ahí veía a toda clase de personas pasar, caminando, sin importarle mucho lo que pasaba a su al rededor, sin importarle mucho que yo los estuviese mirando desde un banco contra una pared.

Y es algo que me maravilló, que de verdad me ayudó, ver tantas sonrisas, como tantas caras preocupadas, otras muchas más molestas, y algunas que no podía descifrar.

Pensar que, la gente de verdad es su propio mundo, pensar que hay personas con más problemas, con menos ayuda o esperanza de la que yo tengo, me tranquiliza, y no sé tal vez también tenga que ver el hecho de que me gusta dormir con el sonido de los carros pasando por una autopista en el que me encante la algarabía de un restaurant o de una fiesta tranquila.

Puede, que simplemente a veces solo necesite algo que disipe los delirios de grandeza, o buen, de falsa grandeza de los que suelo padecer, y darme cuenta que de verdad no hay tantos deberes y problemas como creo.

lo más seguro es que nunca sepa porque me pasa eso, pero lo cierto es qu eme siento bien dentro de la multitud, justo en el medio, eso sí siempre a contracorriente, a veces solo necesito parar y mirar a mi al rededor.

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