domingo, 15 de mayo de 2011

Insomnio.

Escucho las gotas caer en el techo, el sonido del agua salpicando en los canales, el viento pasando por las esquinas de las ventanas.

Todo está oscuro, y tal vez por eso mis otros sentidos esten tan alertas, mis ojos estan en absoluta oscuridad, no puedo distinguir una silueta más allá de mi naríz.

Doy vueltas en la cama, no son vueltas de desesperación, son más de gratitud de tener un colchón dónde descansar la cabeza. He ahi el problema, tener la cabeza en el mismo lugar mucho tiempo, y depender de un momento tan frágil para mantener la cordura.

No me gusta el hecho de tener que.buscar el sueño, no me gusta el hecho de llamar descanso a esoerar con los ojos cerrados a que salga el sol. Maldito insomnio.

Dicen que lo nirmal es quedarse dormido en 7 minutos, yo llevo 7 horas, mi cabeza, sin tener mucho que pensar, no ha parado, no tengo una sola preocupación, pero no dejo de analizar cosas tan triviales cómo intentar recordar si puse gasolina ayer.

No me gusta dejar nada por fuera, me gusta sentir quebtengo cada situación prevista y bajo control, a eso le atribuyo el que piense tanto antes de descansar, pero hoy no logro apagar la gullivera.

Veo la nesita de noche, y estiro mi brazo para alcanzar algún libro y releerlo, necesito encontrar nuevas recomendaciones, y necesito racionar los libros, hoy en día no consigo casi nada que leer.

Mientras tumbo libros, se me ocurre algo que escribir, y es así cómo estoy aquí, y ya empiezan a caer los parpados. Al fin logré cansat mi mente.

El insomnio es mi peor amigo, pero mi compañero de ingenio.