domingo, 3 de julio de 2011

Despedida.

Que duro es despedirse.

Mucha gente dice odiar las despedidas, pero las odian por ese sentimiento de tristeza que inexplicablemente sienten al no ver a una persona por un tiempo.

En mi caso es diferente, en mi caso, creo que lo he intentado analizar hasta el cansancio, por qué odio las despedidas?

Recuerdo que una vez un amigo que es musulmán me pregunto si no me parecía curioso la forma en que las personas, mejor dicho, las vidas de las personas podían ser comparadas con flechas lanzadas. Me dijo que a él le parecía impresionante que justo como flechas en una batalla, las vidas de ciertas personas se cruzaran por distintas cantidades de tiempo, para simplemente luego continuar su viaje y tal vez no encontrarse más.

Eso fue hace un poco más de 4 años, y no he vuelto a saber de él. Lo que me hace pensar que su analogía más que cierta y totalmente plausible, es algo digno de una entrada en mi Blog.

Nunca se han preguntado que fue de aquellas amistades que tuvieron de pequeños? O qué paso con el padrino de bautizo que jamás ven? O de aquel primo lejano que alguna vez te visitó pero no lo ves desde hace años?

Tal vez haya mencionado personas que no parecen relevantes en la vida de alguna persona, pero yo personalmente he vivido muchas de esas despedidas que sabes duelen, de esas que por más optimista que seas sabes que no es que te despidas de una persona, o una cosa incluso, sino se te va un poco de vida, y por qué no, un poco de ti mismo.

Personas con las que he compartido prácticamente toda mi vida, personas las cuales considero más que amigos, hermanos, personas que no importa que te fallen, sabes que los une un lazo más fuerte que la amistad, es una hermandad digna de ser contada en historias de la 2da Guerra Mundial.

Personas que compartieron recuerdos de infancia conmigo y siempre estuvieron en momentos críticos conmigo, personas que su forma de pensar, su forma de ver la vida hace que mi mente se abra, y se enriquezca de conocimientos y formas de ver la vida.

Y no es fácil, no es nada fácil sentarse, o acostarse y pensar que todas nuestras vidas son justamente eso, flechas encontrándose por un tiempo determinado, y que después se alejarán y alejarán hasta encontrar su objetivo, sobretodo porque me pregunto que tanto nuestras vidas pueden alejarse.

No me entristece la despedida en sí, porque sé que cada bien tiene sus metas y quieren lo mejor para si mismos, me entristece perder personas, perder la interacción con personas que me han hecho lo que soy hoy.

2 comentarios:

Pablo Montoya dijo...

Muy bueno chapu! Me gustó la analogía de la flecha! Pero hoy en día con el Facebook y el Twitter es mas fácil encontrarse de vez en cuando con eso viejos amigos.

Unknown dijo...

@Pablo Sí, pero no es lo mismo, a veces se hace necesaria la interacción real. Nada como una buena conversación, o discusión entre panas.