domingo, 9 de noviembre de 2008

Un sueño.

Sentado en esta silla tan incómoda, no dejo de acomodar mi cuerpo para encontrar una posición que no moleste tanto. De hecho, creo que he intentado tal vez ya todas las posiciones posibles en esta silla, el problema no es la silla, o mi posición, el problema viene de más adentro.

Es que lo que siento es asfixia, siento como si me faltara aire, y tal vez, el desespero de respirar, es lo que confundo con una silla incómoda.
Y si pienso un poco más, si intento descubrir de donde viene esa asfixia, no me lleva tanto tiempo descubrirlo. Mi corazón, no está latiendo. Siempre he vivido de la fantasía, de la ilusión.

Mi corazón late siempre que hay una meta, siempre que hay un sueño, siempre que hay un hacer, tengo tiempo que no establezco nada de eso, mi vida, ahora es lo que llaman monótona, y no veo que puedo mejorar, o con quien puedo soñar, en que puedo ilusionar.

Ya son muchas personas con las que no puedo contar, las que no puedo mirar, ni hacer que me miren, y decidí dejarlo así, estoy convencido que algunas personas, simplemente, merecen estar solos por el resto de su vida, somos muy aburridos, o demasiado diferentes a los demás (por diferentes me refiero a superiores).

Quisiera que aquí sentado, pasara alguien que me devolviera mi vida como era… y mira, mira pasase tú, pasaste tú! Vamos que te conozco de hace tiempo atrás, pero nunca te había visto así, tan bonita, tan suave, tan alegre, tan perfecta.

Y la verdad, hasta me lo creí por un tiempo, que tú me ibas a devolver la vida, el color, que ibas a hacer que el mundo dejara de estar pintado de negro. Pero… pero… aceptémoslo, tu tal vez me llenes a mí, tal vez yo te vea perfecta, pero yo soy menos que un conocido para ti, un conocido que juega contigo.

No hay comentarios.: